viernes, 4 de marzo de 2016

CAPITULO IX



ATENCION: ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE CARACTER VIOLENTO





CAPITULO IX

Lucio venía acompañado por dos guardias y el conde los miro a todos, intentando que su expresión fuera lo más neutra posible.

- Mi señor... Tiene que acompañarnos.

Lucio lo miraba con ojos compungidos y Riario pudo notar que le temblaban las manos.

- En el nombre de Cristo, Lucio... ¿Qué ocurre para que estés tan afligido?

Lucio trago saliva y negó con la cabeza.

- Mi señor... Debe venir a comprobarlo usted mismo. Yo no...

Los guardias permanecían impasibles, apoyados en sus lanzas y el conde hizo un gesto afirmativo.

- Déjenme vestirme y enseguida les acompañó.


Iba a cerrar la puerta, pero los guardias se lo impidieron y Riario, con un movimiento rápido, lo inmovilizo contra la pared.

- No se atreva a tocarme nunca más.

Gruño Girolamo mirándolo con furia.

- Mi señor. Sólo acompañarnos, por favor.

Susurro el guardia asustado.


-He dicho que necesito unos minutos.


Susurro el conde con voz ronca y autoritaria.

Riario soltó al guardia y entro en la habitacion cerrando la puerta tras de sí, y se apresuró a asearse un poco, intentando borrar los rastros que Leonardo había dejado en su cuerpo. Una vez listo, accedió a ir con Lucio y los guardias.

Pudo ver entre la multitud que se agolpaba fuera del salón papal a Sofía, Nico y Zoroastro en un rincón, mirándolo con miedo y cuando sus ojos buscaron la causa, un jadeo se escapó de sus labios.

El Arquitecto estaba atado desnudo a una de las columnas principales y decenas de flechas estaban clavadas en su cuerpo, a la manera de San Sebastián.
Las contusiones de su cuerpo revelaban que también había sufrido una brutal paliza y Girolamo se tambaleo, sintiendo un nudo en el estómago.

Aunque los asesinatos representados como cuadros de santos eran el modus operandi del Pecador, estaba casi seguro de que él no había asesinado al abad.

La muerte parecía reciente y no hacia ni un cuarto de hora que estaba compartiendo lecho con Leonardo.

Se acercó despacio y extendió una mano, como queriendo asegurarse por el tacto que aquella visión no era producto de su mente.

¿Quién había matado al arquitecto y había intentado inculparle?

Todos sabían que había sido juzgado por Lorenzo en Florencia por el asesinato de Clarisa Orsini y que ahora ocurriera esto en su propia casa, dejaba claro que tenía un enemigo que quería quitarlo de en medio y ese enemigo  había aprovechado el vínculo del conde con el Arquitecto del Laberinto.

Casi todos los que conocía su implicación en la orden, estaban muertos y se preguntó por qué ocurría esto ahora.

Una voz le saco de su ensimismamiento y parpadeo lentamente a la vez que se giraba.

El cardenal Giovanni lo miraba con una mueca de desprecio y cuando habló, las palabras hicieron que tuviera miedo por primera vez en mucho tiempo.

- Parece ser que el monstruo de Italia ha atacado de nuevo y no me equivoco si me presto a decir que el asesino se encuentra entre nosotros. Por lo que puedo deducir, el único que no se encuentra en esta sala ni en sus aposentos es el maestro Da Vinci.

Riario apretó los puños, aguantándose las ganas de golpear al cardenal Giovanni hasta matarlo, pero cuando iba a replicar, Da Vinci apareció a medio vestir y completamente despeinado.

- Perdón... Tengo el sueño pesado. Lo malo de las guerras es que... ¡Por el amor de Dios! Que... ¿Qué ha pasado?

Leonardo se acercó al cardenal Giovanni y al conde y miro escéptico el cadáver expuesto a la manera de San Sebastián.

Se froto la barba y la boca y sus dedos empezaron a moverse frenéticamente, en su ya característico tic.

- El monstruo de Italia ha atacado de nuevo.

Dijo el cardenal con evidente regocijo.

Leonardo observó el cadáver y tras mirarlo detenidamente desde todos los ángulos negó con la cabeza.

-Esto no es obra del Monstruo. Puedo decir con total seguridad que aunque el asesino ha intentado copiar el modus operandi de Gi.... del artista, esta obra carece de algunos de sus rasgos característicos.
El Monstruo mata deprisa, sin infringir sufrimiento, pero me aventuraría a decir que este hombre ha sufrido tortura antes de ser asesinado. Además, todas esas heridas se produjeron mientras seguía con vida, dado el volumen de sangre, sin embargo, si quieren que descubra algo más, tendrán que llevarlo abuna sala donde pueda examinar el cuerpo con más detenimiento.

El cardenal apretó los labios con rabia, pero asintió a los guardias para que bajarán en cadáver.

- Da Vinci es ducho en estos temas. Hace unos meses examinó los cadáveres de las tres víctimas del Monstruo. Podéis llevarlo abajo. Hay una sala dispuesta para cuerpos en el pasillo que lleva al Palacio papal.


Ordeno el conde a los guardias con tono autoritario. Los guardias descolgaron el cuerpo y Riario se colocó bien la bata y miro a todos los que estaban congregados en el salón.

Zo lo miraba con el ceño fruncido y una mueca de desagrado y era más que evidente de que tenía ciertas dudas sobre su implicación en el crimen.
Por el contrario Sofía y Nico se acercaron a Da Vinci, y tras unas palabras que Riario no pudo oír, ambos se retiraron a sus aposentos, llevándose a Zoroastro con ellos.

Los guardias bajaron el cuerpo del arquitecto y con las instrucciones de Lucio lo llevaron a los túneles.

En la sala sólo quedaron el cardenal Giovanni, Leonardo y Riario.

Una vez solos Riario se enfrentó al cardenal.

- Eminencia... No sé qué pretende intentando inculparme a mi o al maestro Da Vinci en tan horrible crimen. Ya fui juzgado por las atrocidades que cometí y le puedo asegurar señor que Leonardo no tuvo nada que ver con ello.

Giovanni sonrió mirándolos a ambos y le restó importancia con un gesto de la mano.

- Lo sé, Girolamo... Lo sé, pero si hay un asesino entre nosotros es de ley que se haga justicia... Asesinatos, herejía, sodomía... Demasiados pecados que conciernen a dos hombres de cierto renombre...Y a una señorita, claro. Sofía Da Vinci, que al igual que el maestro Leonardo fue concebida por una bruja....

Da Vinci se lanzó a por él, y Riario apenas pudo contenerme.

Leonardo miro con rabia al cardenal, respirando airadamente entre los brazos del conde.
Batista parpadeo con regocijo y se dio la vuelta para marcharse.

-Sepan, señores, que mañana cuando yo sea ungido Papa en el cónclave, una de mis primeras medidas para devolver a las almas descarriadas a la Iglesia será la instauración de inquisidores, que seguirán al pie de la letra los dictados del Malleus Malleficarum.

Con evidente regocijo se fue, entre las maldiciones e improperios que salían de la boca de Leonardo.

Cuando las puertas del salón se cerraron, Riario giro a Da Vinci entre sus brazos y lo obligó a mirarle.

- Leonardo.... Juntos le venceremos pero ahora te necesito centrado. Por favor.... Eres el único que puede mantener bajo control al pecador y al Minotauro si vuelven.

Acaricio el pómulo de Da Vinci con el dorso de sus dedos y cogiendo su barbilla, lo besó suavemente en los labios.

Leonardo intento separase y Riario lo mantuvo fuertemente sujeto, murmurándole palabras para que no perdiera el control.

- Si lo matamos ahora, todos lo sabrán... Por favor... Serénate y ven conmigo. Juntos encontraremos una solución a este embrollo.

Leonardo suspiró con resignación, temblando de pura rabia entre los brazos de Girolamo.

Que lo desprestigiaran a él, le daba igual pero si amenazaban a su hermana, mejor que el desdichado que lo hiciera pusiera en paz su alma a Dios, porque pensaba matar a quien osara hacerle daño.

- Temo por Sofía, Girolamo. Es sólo una niña...

- Lo sé, y no voy a dejar que nadie le haga daño... Ahora ven conmigo y al alba intentaremos enmendar todo este embrollo.

Da Vinci lo miro sorprendido y frunció el ceño al ver que el Conde tiraba de el hacia sus aposentos.

- Pueden vernos.... Girolamo.. No es buena idea que te acompañe sin comprometerte.

Riario se encogió de hombros y sonrió.

- Ya estoy comprometido, Leonardo. El cardenal Battista sabe lo nuestro y Por lo menos si caigo, que realmente sea por un crimen que si he cometido.

  continua en el capitulo X


2 comentarios:

  1. "Por lo menos si caigo que sea realmente por un crimen que si he cometido" estoy 100% de acuerdo con Riario

    ResponderEliminar
  2. Oficialmente odio al puto Cardenal Giovanni. Dios! Y lo que me queda...

    ResponderEliminar