domingo, 29 de mayo de 2016

CAPITULO XXXVI



CAPITULO XXXVI

Riario regreso al taller y agradeció que Botticelli fuera tan meticuloso a la hora de ordenar ese lugar. No tardó mucho en dar con un caldero y  poner a calentar agua en el para limpiar sus heridas. Al tener todo lo necesario regreso junto al artista y al ver el mal estado en el que se encontraba su corazón dio un vuelco.

Dejando sobre una silla su arnés con la daga y su espalda se dispuso a limpiar las heridas sumergiendo un trapo de algodón en el agua caliente del caldero. Con sumo cuidado se sentó a su lado en la cama apartando el pelo sucio de la cara de Sandro y lo miro apretando los labios.

Quito la manta con la que lo había tapado y contuvo el aliento al observar el estado del cuerpo del artista.

CAPITULO XXXV


ATENCIÓN: ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE SEXO EXPLICITO, SITUACIONES DE VIOLENCIA, LENGUAJE ADULTO Y ESCENAS QUE PUEDEN HERIR LA SENSIBILIDAD DE ALGUNAS PERSONAS.
CLASIFICACION POR DESCARGO R

CAPITULO XXXV
Girolamo estaba petrificado en el quicio de la puerta, contemplando la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
Sandro no parecía ser consciente de lo que estaba haciendo y era evidente que no estaba disfrutando de ningún placer.

sábado, 21 de mayo de 2016

CAPITULO XXXIV



 
CAPITULO XXXIII

Dos días más tarde y gracias a la influencia de Nico como administrador de los  Medici y a una gran suma de florines, los pusieron a los cinco en libertad,
Lorenzo ni se dignó a mirar a Leonardo y a Riario, pero era evidente que hervía de rabia por encontrarlos allí.

Una vez en la calle, los 5 hombres se miraron estallando en risas.
Estaban sucios, despeinados, hambrientos y cansados y el más joven se despidió de sus amigos con un gesto de su mano y arrastrando los pies, se fue hacia el palacio, donde seguramente lo esperaba Vanessa para pegarle una buena bronca.

Leo sonrió, mirando a Zoroastro, a Sandro y a Girolamo que hablaban y reían como si nada hubiera ocurrido.

CAPITULO XXXIII



ATNCION: ESTE POST CONTIENE PELAS Y ESCENAS DE VIOLENCIA. 
  
( Debido a un error de edicion, se ha subido un borrador. aqui os dejo el capitulo completo, disculpas por ser tan torpe)


CAPITULO XXXIII

Un rato después, todos estaban reunidos alrededor de una mesa, en el Perro Ladrador, y bebían, mientras charlaban.
Zo le prodigaba mimos a su esposa, acariciando su amplio vientre y dando pequeños besos sobre la ropa, mientras musitaba palabras cariñosas hacia su futuro hijo. Riario hablaba animadamente con Nico quien le explicaba como se estaban administrando las ayudas que él mandaba a los conventos y un poco más alejados, Sandro, Vanessa y Leo, bebían una copa de vino tras otra.

-Me dijeron que te habías casado con Lorenzo. ¿Cómo es que el no está aquí?

sábado, 7 de mayo de 2016

CAPITULO XXXII




ADVERTENCIA: ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE SEXO EXPLICITO, LENGUAJE ADULTO + 18.

CAPITULO XXXII

Después de ir a por todo lo necesario para empezar  trabajar, Leonardo y Girolamo decidieron ir a dar una vuelta para despejarse y para poder dejar solos un rato a Sofía y a Zo, que habían tenido una gran discusión.

Estaba sentados a la orilla de un pequeño arrollo en las afueras de la ciudad, y mientras Girolamo descansaba tumbado sobre la hierba, disfrutando del sol con los ojos cerrados, Leonardo estaba a su lado, sentado contra un árbol y dibujaba en su cuaderno esbozos del rostro de su amante.

Cambiaba el lápiz de una mano a otra y solo levantaba la vista para capturar como la luz iba proyectando sombras sobre el hermoso rostro de Girolamo a medida que el sol se movía.

CAPITULO XXXI






CAPITULO XXXI

Leonardo despertó con la luz del sol dándole en la cara y sin abrir los ojos, busco con sus manos a Girolamo, pero solo encontró las sabanas frías y vacías.
Un rápido vistazo, le basto para saber que Riario no estaba allí con él, y salto de la cama, poniéndose los pantalones y las botas a toda prisa, y sin molestarse en terminar de vestirse, cogió su camisa, y dejó la habitación, pensando que quizás su amante había ido a por algo de comer abajo, pero al hablar con Rosalía, la dueña de la taberna, le dijo no haberlo visto desde la noche anterior, cuando subieron los dos juntos.
El terror más absoluto empezó a apoderarse de él y apretando los puños, soltó una maldición.