ATENCION: ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE CARACTER SEXUAL +18 Y USO DE OPIACEOS.
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CAPITULO XXXIX
Al despertar Leonardo se
puso los pantalones y tras besar la frente de Girolamo se acercó a la otra
parte del taller, encontrando a Luca acurrucada y brazada a las piernas de
Sandro, que dormía exhausto después de una mala noche.
Con cuidado de no
despertar al artista, se inclinó sobre la chica y la sacudió un poco, y ella abrió
los ojos de repente, pegando un salto.
-Tranquila...Soy yo,
Leonardo.
Luca se froto los ojos y desperezándose
se sentó al borde de la cama, acariciando la pierna de Sandro.
- Creí que eras el...Se despertó
en plena noche y tuve que darle más leche de amapola. Deliraba y llamaba a
Netta, pero también...También me llamaba a mí...
Luca se ruborizo y se levantó
de la cama con cuidado de no despertar a Sandro y Leonardo sonrió al verla
vestida con una de las camisas del pintor, que le llegaba hasta casi por las
rodillas.
- ¿A ti?
Pregunto con curiosidad
el artista, mirándola divertido.
Ella enrojeció aún más y negó
con la cabeza.
-Bueno, a mí no...Está convencido
de que soy un súcubo y que me llamo Hécate y que he venido para llevármelo al
infierno...
Leonado se rio y le
aparto el pelo desordenado de la cara, para ver que podía hacer para que
pareciera menos femenina.
No era la típica mujer
florentina, con busto y caderas generosas y vientre redondeado. A decir verdad,
estaba bastante delgada para los cánones de la época y sonrió, pensando que su
plan quizás si diera resultado.
Su mezcla de genes la convertían
en una belleza exótica, y tuvo deseos de pintarla, pero cogiéndola de los
hombros la miro de arriba abajo.
-Vas a ser un chico muy
guapo... Pero primero necesito vendas, pelo de cabra, o semejante, y que sea de
un tono lo más parecido al tuyo pero también necesito ropa de tu talla, porque ni la mía, ni la de
Girolamo te sirve y es más que evidente que la de Sandro tampoco. Quizás Zo y
mi hermana puedan ayudarte a conseguirte algo.
¿Recuerdas dónde está mi
casa?
Luca asintió con
entusiasmo, pero en ese momento Sandro se revolvió gimiendo y echando de menos
el calor de un cuerpo junto al suyo y Luca corrió a su lado, sentándose junto a
él y frotándole las piernas.
-Hécate... no me dejes
morir solo...
Jadeo el pintor con el aliento contenido y la voz
ronca.
-Tranquilo, frumosa
mea.... Estoy aquí... No me voy a ir a ninguna parte...
Leonardo tosió, carraspeando
para llamar la atención de la chica y ella se giró.
-Tiene frio y sed. ¿No le
oyes la voz? Trae agua, ya que no creo que seas tú quien quiera meterse en la
cama para darle calor y cuidarlo.
Susurro mirando a
Leonardo con sus ojos claros semi cerrados y el artista giro los ojos en
blanco.
-Está bien... Ya voy....
¿Nadie te ha dicho que eres un poco mandona?
Leonardo lleno una jarra
con agua fresca y le tendió un vaso a Luca para que pudiera dárselo a Sandro y sonrió
al ver los dulces cuidados que le prodigaba la chica.
- Girolamo y yo iremos a
buscar lo que necesitamos. Tu mantenlo drogado por si vuelve a despertarse que
siga creyendo que eres Hécate el súcubo, y haz lo que sea necesario para que él
lo siga creyendo.
Leonardo no pudo aguantar
más la risa y se mordió el dorso de la mano a ver como la chica subía de nuevo
a la cama y se acurrucaba junto al cuerpo de Sandro, susurrándole palabras en
rumano que Leonardo no lograba entender y suspiro, dejándolos solos para ir a
despertar a su amante, que dormía en el otro lado del taller, agotado tras una
intensa noche llena de emociones.
Tras un rato, Leonardo y
Girolamo salieron, rehusando coger la bolsa llena de monedas que Luca quería devolverles
y ella suspiro, colocándose de frente junto al pintor.
Durante la noche había
decidido recogerle el pelo hacia atrás, para evitar que se le metiera en las
heridas y ahora observaba su bello rostro casi con devoción.
Los moratones seguían
estando ahí, pero la hinchazón se había reducido y mordiéndose el labio, aparto
la manta para observar el resto de su cuerpo.
Su piel era un mapa de
mordiscos, arañazos y moratones, pero la inflamación de su verga había remitido
y sonrió contenta al ver que su ungüento había dado resultado.
- Ești frumoasă, dragă.....
Susurro
ella en su idioma materno, acariciando los marcados músculos del abdomen del
pintor con delicadeza, y el gimió, abriendo los ojos.
-Hécate...Mi
diosa...
Suspiro
cerrando los ojos cuando la mano de ella subió por su pecho hasta su rostro, acunándolo.
Estaban
frente con frente y ella negó, sonriéndole.
-No
soy Hécate... Ni tampoco una diosa...pero si quieres que lo sea tienes que
beberte esto, te hará bien.
Dijo
ella tendiéndole un pequeño frasco que contenía leche de amapola diluida en
agua.
-Lo
hare a cambio de un beso, hermosa Hécate...
Murmuro
Sandro acariciando con sus dedos la curva de su cadera y ella gimió, rodeando
su muslo con su pierna por puro instinto.
Debajo
de la enorme camisa de algodón abierta, ella no llevaba nada más, y los ojos
del pintor se pasearon por su cuerpo, y se mojó los labios heridos con la
lengua, preguntándose que sentiría al posarlos en esos maravillosos y pequeños
pechos de piel pálida.
Desde
la última vez que había estado con Netta, él no había vuelto a tocar a una
mujer, porque no quería traicionar su recuerdo, pero ahora, frente a esa belleza
exótica de pelo oscuro sintió que su deseo se inflamaba, queriendo hacerla
suya.
-No
soy Hécate, pero prometo dártelo si eres buen chico y te bebes esto.
Sandro
asintió, e incorporándose un poco sobre uno de sus codos, cogió la botellita de
cristal que ella le tendía y bebió, haciendo una mueca ante el sabor amargo de
la leche de amapola.
Ella
volvió a sonreír e inclinándose sobre él, poso sus labios en su frente, dándole
un ligero beso.
-Aquí
está tu beso, frumoasă mea...
Dijo
separándose de el con una sonrisa y el negó con la cabeza y a la vez que sus
manos levantaban la camisa, la atrajo hacia él, pegándola a su pecho.
-Ese
no es el beso que deseo, mi hermosa diosa de las tinieblas...
Los
labios de Sandro buscaron los de la chica y su lengua los rozo, casi con miedo.
Luca gimió al sentir como la boca del pintor saqueaba la suya y casi por
inercia, se arqueo contra él, sintiendo como la erección del hombre, se
aplastaba contra su estómago, caliente, húmeda y palpitante.
La
mano de Sandro se coló bajo su camisa, acunando en su mano uno de sus pechos y gimió
contra el aliento cálido de esa preciosa muchacha, deseándola como hacía tiempo
que no deseaba a nadie.
A
lo primero, Luca accedió a sus caricias, acariciando sus anchos hombros, pero
recordando que Girolamo y Leonardo podían volver en cualquier momento, llevo
algo de cordura a su atribulada mente.
-
No.... Sandro...Esto no está bien... Tú estás drogado y yo no soy quien tú
crees...
Murmuro
ella echándose hacia atrás, pero a pesar de estar herido y medio drogado, el seguía siendo fuerte y con un
solo movimiento la tuvo tumbada sobre su espalda, con la camisa arremangada y
ella atrapada y debajo de su enorme
cuerpo.
-
Eres una diosa... La hermosa diosa de los infiernos.... Estas aquí para
llevarme y quiero ir contigo...No puedo soportar viviendo una vida sin mí
Netta, pero gustoso me iré contigo al Tártaro, mi bella Hécate.
Pintare
tu rostro mil veces.... Y mil veces moriré si con ello consigo que me lleves al
infierno envuelto en tus alas negras, diosa...
Era
obvio que Sandro seguía delirando pero cuando volvió a besarla y su mano se coló
entre sus cuerpos, acariciando su humedad, ella dejo de pensar...Le daba igual
que pensara que era Hécate, un Súcubo o el fantasma de la propia Netta si de
esa manera podía tenerlo.
Sandro
volvió a besarla, bajando su mano por el costado de su cuerpo y ella se arqueo,
cuando uno de los dedos del pintor se coló en su cuerpo, haciéndola gemir
contra sus labios.
Ella
le rodeo las caderas con sus muslos, posando sus manos en sus hombros intentando no hacerle daño, pero no había un
lugar de su piel que estuviera libre de marcas y heridas a medio cicatrizar y
tuvo miedo de hacerle más daño.
-
No...Sandro... Espera... Puedo hacerte daño...
Gimió
contra sus labios, a la vez que lo empujaba con sus pequeñas manos.
Sandro
sonrió, mirándola con los ojos nublados por el deseo y las drogas y negó contra
sus labios.
-El
dolor no me importa... Solo quiero estar contigo antes de que me lleves....
El
pintor dirigió su excitado miembro a su entrada, frotando su glande inflamado
entre sus labios y ella gimió, cuando sintió como empujaba lentamente, abriéndose
paso en su sexo.
En
ese mismo momento oyeron las risas de Leonardo y de Girolamo y ella se incorporó
a toda prisa, haciendo que Sandro cayera hacia atrás y se apresuró a bajarse la
camisa.
-
No sabes lo que siento esto... Sandro, de verdad...
Dijo
ella agarrando una jarra con firmeza y Sandro la miro confuso sin comprender.
-¿Qué
es lo que sientes hermosa Heca....?
-Esto...
Luca
golpeo con fuerza a Sandro con la jara,
el cual cayo inconsciente de bruces sobre la cama justo cuando Girolamo y
Leonardo entraban cargados con fardos.
Leonardo
abrió la boca para decir algo y ella escondió con rapidez la jarra de latón a
su espalda, disculpándose con una sonrisa.
Girolamo
soltó el fardo y corrió junto a la cama, tomándole el pulso al pintor que
estaba inconsciente y dio gracias a que la chica apenas tuviera fuerza, porque
con semejante golpe en plena nuca, Sandro podría haber muerto.
-¡¡¡Joder!!
Pues menos mal que solo tenía que cuidarlo....
Murmuro
palpando el chichón que empezaba a formarse en la cabeza del pintor.
CONTINUA EN CAPITULO 40
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